La Ciudad está en plena fiesta. Hay un clamor de tambores, un tumulto estremecedor, un estallido y bullicio ordenado...
Desde el monumento al Judío y en la Calzada hay colores y túnicas y voces y estandartes...Es como una turba abigarrada y estrepitosa. Hay mucha sonrisa y muchos ojos limpios, brillantes, muchas caras felices de niños y mayores...
Vienen todos hacia la Iglesia Auxiliar de Santa María. Jesús montado en la Borriquita ha llegado. Trae una mirada serena y sublime.¡Está alucinante!¡Viene con aire de fiesta...y Jesús espera...
Dan ganas de decirle, ¿qué esperabas, Jesús? ¿Qué esperabas, Maestro Bueno? Y parece que responde:
Espero a mis niños, las niñas y los niños de Baena, mis niños siempre esperados y deseados, los limpios de corazón, los antes y eternamente queridos y benditos, los que siembran felicidad y encanto y ganas de vivir y de luchar, los que hacen olvidar a los mayores -siquiera unos momentos- tanta maldad, tanto malestar, tantos silencios...
Un día venturoso, aquel histórico primer Domingo de Ramos en la Ciudad Santa de Jerusalén se oyó de labios de Jesús: "Dejad que los niños se acerquen a Mí porque de ellos es el Reino de los Cielos...". Y en otra ocasión... "Si no os hacéis como niños...", "...no seréis felices...", no haréis felices a los demás...,no podréis estar y vivir contentos...Dejad que se acerquen...".
Así como hace dos mil años se van acercando los niños, algunos por libre y a su aire como buenos y auténticos judíos, de la blanca o de la negra, de la negra o de la blanca...Ellos han nacido y aprendido este modo y estilo y hay que dejarlos...disfrutando...
Unos y otros, ellas y ellos...van y vienen, vienen y van...
Hay mucha alegría, mucha fiesta, muchos, muchos colores...es como un abanico-arco iris de ilusiones y esperanzas hechos vida...
Hubo un tiempo, hace años que yo disfrutaba soñando...sí...soñaba...veía soñando las calles de Baena llenas de niñas y niños y los padres y los abuelos y mucha gente, mucha gente...Y el sueño se hizo realidad.
Es que Dios sigue marcando la historia...Es que Dios no deja de sorprender...¿Por qué os digo y me digo esto?
Habíamos vivido momentos malos, especialmente yo, momentos peores, momentos y días tristes, difíciles, desilusionantes...y la oración de un grupo de buenos creyentes que rezaron mucho nos trajo el milagro de que todo fuese normal, ordenado, sencillo y solemne.
Se fueron los nubarrones y vino una gran calma...
Jesús en su borriquita gozaba en grande con los niños de Baena y los niños de Baena gozaban con Jesús en la borriquita.
Los niños Judíos abrían las filas en la Procesión mezclados pero uno de la Blanca en una fila y otro de la Negra en otra fila. Después se colocaban como querían. Hay que vivir en Baena para entender esto. Era un respirar ancho y hondo después de unas pesadillas de un ahogo, casi infinito...
Un día, una tarde, una mañana...muchas veces me habían preguntado, y...¿Quién es el alma de este acontecimiento, de este encuentro como hoy se repite, de esta historia cofradiera? El Alma fue y es "El Espíritu Santo", el mismo que inspiró y animó y aconsejó al cura de Santa María mpara que del cariño humano luchando por hacerlo divino hacia Baena, surgiese esta cofradía nacen y crecen las nobles y sublimes tareas...
Esto es así pero Dios quiso servirse de un animador, de una "fuerza" joven que acelerase, que ambientase, que ayudase a romper las ataduras. Y las sombras. Este es mi buen amigo Ramón Torres González. ¿Por qué? Muy sencillo...porque lleva dentro y muy dentro el verdadero espíritu cofradiero como lo pide la Santa Madre Iglesia porque lo vive y quiere que lo vivan los demás, porque desde el amanecer de esta andadura de la Cofradía de la Borriquita, se acercó, se ofreció, trabajó y más trabajó, pensó y yo dándole más que alas para que volase haciéndonos volar...Así lo que era menos que una semilla de mostaza creció y creció haciéndose un árbol frondoso donde cobijar a miles de pájaros...
Gracias, Señor, por estos hijos tuyos...
Gracias, porque en ocasiones parece que te escondes, te pierdes, y nos pones nerviosos pero eres tan genial, tan único, tan misericordioso, tan Hermano y tan Padre, que abres tus brazos, nos abrazas...y nos haces nuevos y valientes y fuertes...
La Criatura deseada y esperada ya está crecida. No la dejéis sola, arroparla y caminad con ella porque esto le agrada al Señor.
Vengan colgaduras y tambores y cornetas y platillos sonoros.
Vengan Túnicas y Estandartes, que se abran los portones y se alcen los dinteles...va a entrar el REY DE LA GLORIA.
Ojalá tú y yo...y el otro, y el otro dejemos entrar y descansar en nuestro corazón a este Cristo que pasa por las Calles de nuestra querida Baena. Un abrazo grande.
*Revista Cabildo 1999
Por D. Virgilio Olmo Relaño (q.e.p.d.); quien fue Hermano Mayor de nuestra Cofradía.